El desván es muy
grande, y la luz que
se filtra a través
de las mojadas
claraboyas del
tejado forma charcos
lechosos en el suelo
y hace brillar las
telarañas y los
granitos de polvo
suspendidos en el
aire. El repique de
la lluvia sobre las
tejas resulta casi
ensordecedor, y
justo en el centro,
entre dos vigas, se
filtra un hilillo
intermitente de
agua. En los
rincones se apilan
sillas rotas, mesas
y lámparas, camas
viejas y maletas
antiguas de piel. Al
fondo se ve un baúl
prometedor.
Sin embargo, este no
sería mi desván. El
mío está lleno de
vuestra amistad,
amor y cariño, con
la muestra de todo
ello plasmado en el
hermoso regalo de la
Amistad. Cada año,
desde que llevo en
este mundo virtual,
me habéis demostrado
tanto afecto, así
que hoy me he puesto
a colocarlo un
poquito, para que se
vea más ordenado.
Espero que os guste.
Vuestro apoyo y
compañía han sido
invaluables,
llenando cada rincón
de mi vida de
calidez. Las charlas
compartidas, las
risas y hasta los
momentos de consuelo
han dejado huellas
imborrables en este
espacio que ahora os
presento. No es solo
un lugar, es un
reflejo de lo que
significáis para mí.
Besos a tod@s y
muchas gracias por
vuestra cálida
amistad. Bienvenidos
a Mi Desván.
Marian