Ternura

Debí llamarte, ternura, ya que eso, le diste a mi existencia,
llegaste a mí como un regalo, llenaste mis espacios, con tu presencia.

Traías de mi tantas cosas, mi niño, tu piel, un trozo chiquito de la mía,
tu sangre parte de mi sangre, tu vida, tomada de mi vida.

Que gusto me da sentir tu calor, rozar tu piel suave y tersa, con amor
sentir tu aroma a leche fresca y miel, saber que estás y que eres mío.

Tus grandes y vivaces ojos me alegran el alma, podía estar horas y horas contemplándote, mis manos dichosas ríen al tener las tuyas,
tus dedos se me aferran, sin querer soltarme.

Mi semilla germinada, ahora una flor hermosa, debí llamarte ternura, es lo que despiertas en mí, cuanto deseaba tenerte en mis brazos,
soñaba tanto con verte llegar y besarte.

Escuchaba tu llanto y mi corazón latía aprisa, mis ojos te buscaban ansiosos, estaba ansiosa, me desesperaba por ir a arrullarte,
Tanto te quiero hijo mío, tanto...
 

A mi hijo David
 

Marian
 

10 de Abril 2009