El día gris
El
día gris, triste, opaco. Ella
recorrió el camino de tierra
que la llevaba al acantilado, a
orillas del mar. La suave brisa
golpeaba como cachetada contra
su cara. Su largo vestido de época
flameaba al compás del viento.
Sus pasos eran cortos pero
seguros, conociendo cada rincón
del sendero.
El verde del
paisaje, pocas flores y muchas
rocas grises solo agregaban mas
tristeza. Su pelo rubio suelto
al viento, su cara blanca y
hermosa, su figura esbelta y sus
pies desnudos mezclados entre
las hierbas. El cantar de las
gaviotas, el golpe de las olas
contra las piedras, ruido a mar.
Llego al lugar, se detuvo frente
al mar. Suspiro. Recordó.
Levanto la mirada al cielo, sonrío,
observo detenidamente las nubes
y las aves que volaban por allí.
Su mente estaba en otro lugar,
su cuerpo suave, casi sin peso
alguno. Vio su vida pasar, vio
su infancia, los brazos de sus
padres. Su adolescencia, aquel
amor eterno de juventud. Su
madurez, lo cotidiano del día a
día. El dia de su boda, sus hijos,
sus alegrías y sus tristezas.
Todo llego a su memoria en solo
segundos. Volvió a sonreír y
bajo la mirada al mar. El azul
del agua, mezclada con blanca
espuma que se formaba por el
romper de las olas contra el
acantilado. Ese aroma a viento
de mar. Algunas gaviotas que
buscaban comida.
La inmensidad
el océano. Abrió sus brazos,
como si fueran alas. Cerro los
ojos. Dio uno o dos pasos mas, y
floto. Sintió que caminaba por
el aire, sintió volar, fueron
los segundos más hermosos de
toda su vida. Se sintió libre.
Se sintió a sí misma.
Y
luego... la nada, eterna nada,
enorme vacío.
Cuando
llegue al lugar ya era tarde. Su
cuerpo ya había desaparecido,
era ahora parte del entero mar.
Pasaron los años y no la entendí,
hasta hoy, que comprendí. Sé
que no sintió dolor alguno, sé
que no lloro, sé que sonrío, sé
que fue mágico. Sé que entrego
todo de sí, y todo lo perdió.
Sé que nada basta cuando uno
sueña demasiado. Sé que nada
alcanza para calmar las ansias
de quien busca. Sé que la
felicidad es solo un momento, y
que de esos momentos no esta
llena esta vida. Se que el vacío
es eterno y la oscuridad
gigante.
Sé que las palabras
son buenas intenciones y los sueños
castillos. Ahora la entiendo, y
mientras cierro los ojos y doy
otro paso mas, tal como ella lo
hizo, la recuerdo y pienso que
si en algún lugar esta... allí
estaré yo.
Y
fueron los segundos más felices
de mi vida, sentí atravesar el
aire, me sentí libre, me sentí
a mí mismo... y luego, la
nada...
Marian V. Julio
2004 |